Redacción: Fernando Salinas // foto: Aston Martin
La segunda noticia más grande -en mi opinión- de la temporada se ha dado en esta semana del Gran Premio de Azerbaiyán. Tras unos rumores que comenzaron en mayo y se hicieron cada vez más fuertes por medio de más y más portales de prensa especializada, la llegada de Adrian Newey a Aston Martin es oficial.
Para los tifosi es difícil imaginar la decisión del gurú de la aerodinámica, pues tenía la puerta de Maranello, el equipo más grande de la fórmula uno abierta con grandes posibilidades de trabajar con el piloto más laureado de la historia, sin embargo la respuesta es más fácil de lo que parece: no tienen en mente el mismo concepto de trabajo. Mientras que Newey representa títulos de pilotos y constructores, Ferrari opta por el trabajo tradicionalista y en equipo, donde difícilmente una figura puede tener tanto poder -salvo Hamilton-
A sus 65 años, el ingeniero británico tiene en mente un proyecto que va más allá que su función de técnico convencional. Ahora como socio técnico -un concepto nuevo que se ha inventado la gente de Lawrence Stroll- y accionista del proyecto -una forma inteligente de librarse del límite presupuestario impuesto por la FIA-, Newey será el encargado de liderar el proyecto del que podemos denominar como AMR 26. Su función no solo se va a limitar a establecer la idea del monoplaza. Además tendrá que asegurarse que el resto de departamentos dentro de la estructura se acoplen a esta idea y se puedan encaminar a la misma. De igual manera, trabajara codo a codo con Andy Cowell, otra leyenda del automovilismo, en todo lo concerniente al motor que Aston Martin fabricará en conjunto con Honda, tras la nueva iniciativa de Red Bull Powertrains que finalizó el acuerdo entre ambas partes para finales de 2025.
Todo esto suena espectacular y en el papel, lo es. Lawrence Stroll ha reunido lo mejor que ha podido encontrar en el mercado en un intento por hacer a Aston Martin un equipo de alto valor que pueda reembolsar en un futuro lo que costó.
Se han dado cuenta que trayendo solo a unos cuantos de técnicos de menor calibre -como Fallows- existen áreas que aún no se cumplen, como la de un rendimiento sólido y sobre todo vanguardista de la talla de un equipo de fórmula uno.
La misión de Newey es titánica. Pasa de solo diseñar el concepto, a convertirse en la llave para abrir la puerta del mundo competitivo de la escudería de Silverstone de forma perdurable. Hacer que todos los departamentos funcionen de la manera que deben puede caer en ambigüedades que se pueden limitar a la compresión de cada encargado de los diferentes departamentos técnicos, por lo que no debería ser ex
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