Martín Vásquez Villanueva
En memoria de Marcial Alejandro
Paseaba yo el otro día por el panteón de Tehuantepec, después de que estuvo cerrado, y en medio de la paz inmensa recordé la canción Luz, de Marcial Alejandro. “Luz cuando se mueren / que a pesar de muertos / no se quiebren.”
Después de visitar la tumba de mis padres me estuve fijando en la gran cantidad de inscripciones que hablan de esperanza y nos advierten de que en algún momento nos vamos a encontrar. “Con el recuerdo siempre de tu familia”, “vivirás en nuestros corazones”, “siempre que Dios exista, estarás con nosotros”, “honraremos tu ejemplo.” Muchas historias, una detrás de cada lápida, y eso me hizo pensar en que una parte importante de lo que nos hizo la pandemia fue alejarnos de nuestros muertos, de nuestras formas de consumar su ausencia. Llevamos a nuestros enfermos al hospital y lo que recibimos a cambio son cenizas.
“Hemos tenido muchas medidas —me dijo el panteonero—, extremando las precauciones. Entran los muertos, como siempre, pero cuidamos de que haya sana distancia y que se miren todos los cuidados, y entran las cenizas y las flores de los nueve días.” Ahora podemos entrar también los deudos, otra vez, a rendir memoria a nuestros muertos queridos, a platicarles, a acicalar sus lápidas y monumentos. La luz al final del túnel, pensé.
Y ahí es donde me vino a la mente la canción de Marcial Alejandro, cuando dice: “Luz que nunca sobre / para que apreciemos a la noche.” Porque sí, tal vez ya se ve la luz al final de este oscuro túnel de la pandemia, pero no hay que esperar a que se abra del todo la luz para apreciar lo que hemos tenido, a pesar de todo, en esta larga noche que ya supera el año. El amor a nuestra familia, los gestos heroicos de quienes han estado luchando por salvar vidas, la sonrisa imperecedera de nuestras niñas y nuestros niños.
Marcial Alejandro murió en 2009, a los 55 años de edad. En la década de 1970 fue uno de los fundadores de La Nopalera, aquel famoso grupo de la nueva trova mexicana, y en 1985 alcanzó fama internacional con su canción El fandango aquí, que ganó el prestigioso premio OTI de la canción iberoamericana con la interpretación de Eugenia León. Como comentaba hace algunos días en una entrevista que tuve con Alejandra Frausto, la secretaria de Cultura del gobierno federal, hace mucha falta darle a Marcial Alejandro el lugar que se merece en la historia musical de México.
“Luz a los guerreros / con inteligencia en los aceros / luz cuando se mueren / que a pesar de muertos / no se quiebren.” Un llamado a la acción, un llamado a la vida, un llamado a la esperanza, un llamado a venerar a nuestros muertos.
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