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El adulto contemporáneo urbano no tendrá casa propia


Por: Fernando Salinas

Fotografía de: George Becker


“La generación de cristal”, “La generación descarriada” “La generación a la que no le gusta trabajar” ¿Cuántas veces no hemos escuchado estas frases en las redes sociales o incluso de algún familiar mayor?


Adjetivos sobran para describir a los millennials y a la generación Z. Afirmar que no tienen motivos para calificarnos de esta manera es un tema que incita al debate en todo lugar donde surge. Algunos recursos que utilizan las personas mas experimentadas para justificar su posición surgen de las condiciones en las que actualmente se desarrolla nuestro entorno, exclaman que en los tiempos de antaño no se contaban con todos los servicios que, sin ellos hoy en día se sufriría mucho como el agua potable, el acceso a comida, ropa, transporte público, internet (el cual es un derecho humano en méxico desde el año 2013) y sobretodo, una casa propia que junto al automóvil son sinónimo de éxito en la vida del ciudadano. Mientras estos sean adquiridos a menor edad suman puntos en la percepción que los demás tienen de la persona. Tanto es el valor que se le da a estos objetos que es muy común ver trends de chicas y chicos en redes sociales, los cuales afirman que nunca saldrían con alguien que no cumpla con estos mínimos requisitos a una determinada edad.


¿En realidad el joven del siglo XXI tiene la vida arreglada? No

Desafortunadamente la accesibilidad a estos servicios ha transformado a las personas de las grandes ciudades en competidores por naturaleza. Sustentada en una política neoliberal, esta lucha constante de unos con otros tiene como objetivo seleccionar a los adultos jóvenes más preparados ya sea académicamente, aptitudinalemente o bien posicionados socialmente (que cuenten con la famosa “palanca” como le decimos en México). En un mundo globalizado, los ganadores de esta selección con un poco de suerte pueden salir adelante aunque eso no les garantiza contar con independencia financiera.

Esta accesibilidad es también un arma que se voltea contra nosotros. El mundo de las bienes raíces está lleno de impuestos y de especulación inmobiliaria, por ende los precios de casas, renta de cuartos y departamentos que cuentan con los servicios básicos, así como una infraestructura y apariencia decente son elevados.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Egresados (ENE) del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM), el ingreso promedio de los graduados es de 9,813 pesos mensuales. Para los profesionistas independientes se reduce a 5,621 pesos, casi la mitad de lo que gana un egresado que labora en una empresa. Si consideramos que la renta mensual de solo una habitación puede rondar los mil pesos al mes o más, las posibilidades de adquirir inmuebles de mayor valor se reducen ampliamente, así quedó demostrado en una encuesta realizada por el Heraldo de México donde un 74 por ciento de los jóvenes de entre 25 y 44 años en el país no encuentra condiciones para que cualquier persona pueda adquirir una vivienda.

Otros fenómenos como la gentrificación (ocasionada por la estadía masiva de extranjeros en el país), la misma especulación inmobiliaria que gente con poder utiliza para elevar los precios de las viviendas a través de dudosos procedimientos, y factores externos como el resto de gastos que cualquier persona genera diariamente dificultad la posibilidad de adquirir con facilidad una vivienda.

Adquirir un crédito hipotecario es aún más complejo pues los ingresos tienen que rondar los veinte mil pesos al mes si se quiere comprar una casa de dos millones de pesos, además el pago de este crédito se puede extender por 15 años o más reduciendo el tiempo en que el dueño de la casa puede disfrutar el fruto de sus esfuerzos.

Tener la fortuna de contar con una familia cuya libertad financiera te permita comprar una casa vale mucho más que cualquier otro lujo que puedas tener. Para la gran mayoría de gente el crédito infonavit, la renta de departamentos o vivir con los padres puede resultar una opción más viable, sin embargo, la introspección que muchas veces tenemos sobre nuestros logros en la vida viéndolos con retrospectiva pueden parecernos cortos. Como mencione al inicio, acostumbramos darle a la vivienda y transporte un estatus de independencia.

Que no sorprenda el aumento en la deserción escolar y migración de mexicanos al norte. Es lamentable ver como un país no puede dar sustento a las necesidades de sus habitantes. Esta situación no es algo que pueda arreglarse en cuestión de un sexenio, sin embargo, urge sustentar las bases para la vivienda propia y sobre todo, digna.


¡Gracias por leer! Enviar comentarios y sugerencias a: metropolisoax@gmail.com


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