Por: Fernando Salinas
Los tiempos se alistan para una temporada más en el fútbol. Los mercados se cierran y como sabemos desde Europa hasta Medio Oriente, todos buscan a los mejores. Desafortunadamente de este lado del charco, más concretamente en México, no podemos decir lo mismo.
Golear a los todopoderosos equipos de Concacaf siempre representó para nuestra selección lo normal, lo aceptable. No importaba que el nivel futbolístico se estancase, pues desde la selección de 2006 no hemos visto a unos convocados de nivel o que tan siquiera, hagan creer ese mensaje de: "imaginemos cosas chingonas". Lo importante es que México fuese, y con diferencia, el máximo representante de la zona. El mexicano peca por arrogante y mientras nos sintamos como los más chingones, el pensamiento crítico y la reflexión pasan a tercer, cuarto o quinto plano.
Sin embargo, desde hace algún tiempo, las cosas han pasado de mal en peor. No solo no hay oportunidad de jugar con selecciones más competitivas como las que hay en el sur, si no que, el propio conformismo se vuelve en contra de todo aquel, sea una persona o equipo. Estados Unidos nos pisa los talones en cuanto a competitividad y Canadá poco a poco comienza a despertar.
El mundial 2026 está haciendo sus efectos, lastimosamente en México, no. Diego Cocca fue otro huevo podrido en el camino, pero la FMF y los propios jugadores son más que eso. El primero peca de corrupto, y el segundo de conformista.
No hay Mexicanos en Europa salvo unos cuantos que se pueden contar con los dedos de la mano. Dentro de ellos, están las futuras promesas, y del otro, los veteranos que se rehúsan a retirarse.
En Alemania con Müller, en Francia con Varane. Muchos del otro lado del charco deciden retirarse de su selección para dar paso a los nuevos talentos y aquí no. No existe ese sentimiento por la selección, solo proliferan los intereses económicos.
Los medios de comunicación por su parte son más hipócritas que los políticos en campaña electoral: se dedican a criticar lo mal que hay, pero simultáneamente perpetúan los mismos mensajes que apoyan y que tanto señalan con el dedo.
El hecho de que se alabe a Jimmy Lozano con el famoso "Lamborjimmy" tras lo que mencionamos al principio: golear a los equipos de Concacaf es una burla para todos los aficionados, que ahora piensan que habrá un nuevo cambio. Se nota que los jugadores detestaban a Cocca y por ende, hacían lo minimo para jugar (quizá por eso los DT duran tan poco). Con Jimmy se ve un avance RESPECTO a lo último visto desde el mes pasado, pero no sale de los estándares habituales.
Que existan espacios como el nuevo "Tercer Grado Deportivo" y múltiples críticas hacia la selección y que después, por un par de partidos regulares se alabe al equipo, solo deja entre ver una cosa: la opinión obedece a lo que más gente, a lo que la gente quiere oir. Después de Catar 2022, el rechazo al Tata hizo que los espacios deportivos se volviesen mesas de debate por qué eso era lo que la gente quería escuchar, pero tras ver unas victorias, el mensaje a vender es otro.
Ya no existe la crítica verdadera (al menos en televisión) y lo más preocupante es que Televisa parece tener un segundo aire. En 2026 van a abundar los mensajes tradicionales de patriotismo para una vez más, ilusionar y vender.
Pero ojalá en 2026 la desilusión sea tanta que por primera vez las cosas, cuando menos, no sean como en cada mundial. Aunque viendo este despropósito del Lamborjimmy comienzo a perder la fé.
¿Es el Lamborjimmy un aire de esperanza o terminará estrellándose contra la dura realidad?
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