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El streaming ya es como la televisión #Opinión


Fernando Salinas #SociedadDelEspectáculo


La era del «streaming» llegó para quedarse. Lo que Netflix inició se ha convertido en un jugoso mercado abierto para todos, donde vemos a una decena de nuevos servicios posicionarse como opciones tentadoras. Sin embargo, es necesario hacer un análisis a este modelo de negocio porque la novedad del mismo se está terminando.


Recordemos lo que hizo a Netflix diferente: su funcionamiento. Si no transmitían alguna película o serie de nuestro agrado en la TV pública o de cable, era tan fácil como buscarla ahí. Sin comerciales y con la facilidad de verla cuando quisiéramos. Rápido y eficaz, ¿verdad?


Asemejándose a las potencias europeas rapiñando África en el siglo XIX, los grandes estudios ahora buscan repartirse un pedazo del negocio y contamos con servicios similares: Disney+, HBO Max etc. ¿No habíamos visto algo similar antes? Si tú respuesta fue positiva, déjame decirte que estás en lo correcto. El «streaming» lentamente se está convirtiendo en algo parecido a la televisión por cable, pero más tedioso y sobre todo, caro.


Tiempo atrás solo era necesario celebrar un contrato con la TV por cable para tener una diversidad de canales, mientras que en la actualidad es necesario adquirir servicio por servicio. El método se ha vuelto menos eficiente en este aspecto.


Algunos mencionan que es más caro contratar estos servicios por separado en vez de hacerlo a la antigüita, pero creo que depende mucho de los gustos del consumidor. Para gustos, colores.


Viendo las circunstancias que hay en torno a estas nuevas maneras de disfrutar contenidos por internet cabe preguntarse, ¿a qué nos lleva todo esto? ¿A la extinción de la televisión por cable? Por parte de las compañías eso es seguro. Disney ha cerrado oficialmente la mitad de sus canales para apostarle al máximo a su servicio. ¿Fue prudente tomar una decisión tan apresurada? Habrá que verlo. El mercado de la televisión por cable aún sigue presente y así como el «streaming» fue revolucionario en su momento, puede haber un «punch» a favor del sistema tradicional que lo vuelva más competitivo.


Por otro lado, ¿la TV pública se extinguirá? Posiblemente no, pero se las verá difícil.

Hace poco se hizo noticia que la compañía de Mickey Mouse no renovó licencias de transmisión para el canal 7 de México, propiedad de Grupo Salinas. Esto fue un gran golpe para la televisora, pues uno de sus grandes atractivos eran las películas de Marvel y Pixar que ahí se transmitían. He de suponer que acciones similares tomarán los estudios encargados de licenciar caricaturas y otro tipo de proyectos a través de los diferentes canales de televisión pública.


Si los canales mexicanos llegasen a contar con el presupuesto para crear sus contenidos originales (lo cual dudo), se transformarán en un servicio de «streaming» público que requerirá mayores ingresos en publicidad para solventar los gastos o en su defecto, se convertirán en un servicio privado también.


El futuro de la TV es un misterio total, pero el del «streaming» está claro: tomar su lugar.


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