Martín Vásquez Villanueva
Este sábado que acaba de pasar se conmemoró el 109 aniversario del Ejército Mexicano, una de las instituciones más sólidas del país y de las que mayor aprobación tienen por parte de la ciudadanía. Quisiera aprovechar esta efeméride para destacar el lado humano del soldado mexicano y su carácter de “pueblo uniformado”, como gusta llamarle el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
En lo personal, he tenido muchos amigos del ejército. No quiero mencionar nombres para no pecar de omiso, pero sí puedo decir que parte de mi vida política ha estado ligada a ellos porque me han ayudado mucho, siempre con un gran sentido del deber y una ética sin resquicios. En la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, para no ir más lejos, hemos estado muy cerca de ellos en temas culturales y la Orquesta Sinfónica y Coro de la Secretaría de la Defensa Nacional nos ha ayudado mucho en la Guelaguetza virtual, con una brillante participación.
En otro orden de cosas, quién de nosotros no reconoce el apoyo que el ejército nos ha dado en las grandes crisis en Oaxaca, los terremotos, las inundaciones, los incendios forestales y ahora mismo a lo largo de toda la pandemia. En la intervención más reciente, elementos del ejército y la Guardia Nacional arribaron a las instalaciones de la Octava Región Militar para iniciar la jornada de vacunación masiva 2022, entre el 31 de enero y el 28 de febrero, con la encomienda de habilitar puntos de vacunación en las comunidades más alejadas de la entidad, que se suman al punto de vacunación permanente ubicado en la Zona Militar de Santa María Ixcotel. La meta es cubrir en este lapso al 100% de la población oaxaqueña con al menos la primera dosis de la vacuna, lo cual hace posible que ya veamos, por fin, la luz al final del túnel.
Y es ahí, en la actividad del personal militar médico y de enfermería, donde tal vez mejor se puede apreciar la vocación de servicio y el humanismo de nuestro ejército. El médico militar goza de un elevado prestigio en el ámbito de la medicina, con grandes representantes que han llegado incluso a la titularidad de la secretaría de Salud, como el doctor Jesús Kumate, quien a principios de los años noventa del siglo pasado impulsó y consolidó, precisamente, el gran programa de vacunación universal de México que ha sido tomado como ejemplo a nivel internacional.
Del mismo modo, el personal militar de enfermería es cada vez más reconocido por su profesionalismo y su compromiso con el bienestar de la población, como se transparenta en estas palabras de la teniente enfermera Karina Izquierdo Pérez, involucrada en la atención de pacientes de covid-19 en el Istmo de Tehuantepec: “Ha sido una experiencia muy bonita, muy satisfactoria pertenecer al Ejército Mexicano y ayudar a mi país, a mi gente. Porque, como decimos: del pueblo somos y a México servimos.”
Para nosotros debe ser muy satisfactorio saber que en todas partes, en todas las zonas militares del país, en todas las comandancias hay un soldado oaxaqueño. Un alto general me comentaba que a lo largo de su carrera había compartido faenas y desvelos con incontables soldados oriundos de Oaxaca, de todas las regiones, y que se podía incluso afirmar que había una tradición oaxaqueña en el seno de las Fuerzas Armadas. Siempre hay un oaxaqueño dispuesto a ayudar a su gente, a su pueblo y así como nuestros migrantes, que contribuyen enormemente en esta crisis económica mundial para el mantenimiento de las familias que se quedan aquí, el ejército juega un papel fundamental en la construcción de este país. Enhorabuena en su día y larga vida a nuestro Ejército Mexicano.
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